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QUINTA TESIS: EL SELLO

El evangelio de Mateo nos dice respecto al entierro de Jesús: «Y fueron y aseguraron el sepulcro; y además de poner la guardia, sellaron la piedra.» . La mayoría de las personas no prestan atención a este detalle de enorme importancia. Una lectura desprevenida hace pensar que ese «sellar» está haciendo referencia a que la tumba quedó sellada con la piedra, lo cual es cierto, pero no es eso a lo que se refiere el evangelista. Una lectura del libro del profeta Daniel nos puede ayudar a entender mejor lo que está diciendo el evangelista: En cuanto Daniel estuvo en el foso, trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso, y el rey la selló con su anillo real y con el anillo de las altas personalidades de su gobierno, para que también en el caso de Daniel se cumpliera estrictamente lo establecido por la ley. El sello consistía en una cuerda o cinta que atravesaba la piedra que obstruía la entrada del sepulcro, y se adhería a los extremos de la tumba con un trozo de arcilla fresco y luego un alto funcionario romano, Poncio Pilato en este caso, o una persona a la que él designaba estampaba el frente del anillo en la arcilla, quedando dibujado en alto relieve la cabeza de la argolla real. Esto implicaba que para mover la roca se tenía primero que «romper» el sello, y el que lo hiciese sin una autorización del mismo Pilato, estaría violando una orden del emperador romano. El problema no era con el sanedrín, ni con ninguna autoridad judía, era con Roma. Esta técnica de protección física estuvo vigente hasta finales del siglo XVII con el lacre y otras ceras, para sellar la correspondencia real —entre otros usos—. Generalmente de color rojo, el lacre es una pasta a base de colofonia, goma laca, trementina y bermellón. Una vez cerrado el documento, se derretía un poco de este material en el cierre del papel y luego se estampaba un sello gubernamental o el anillo del rey, y se dejaba secar. Una vez seco, la única forma de abrir el documento era rompiendo el sello, garantizando de esta manera su privacidad e integridad. ¿Por qué el gobernador Pilato se tomó la molestia de proteger con tanto celo esta tumba? Para responder la pregunta, debemos retroceder unas horas el reloj de los acontecimientos y ubicarnos cuando Jesús estaba siendo interrogado por Pilato. Dice el evangelio de Juan que, en medio del proceso, la muchedumbre le pidió al gobernador que crucificara a Jesús porque se había «hecho pasar por Hijo de Dios» y que cuando el prefecto escuchó esta declaración «tuvo más miedo» . Como la mayoría de los romanos, Pilato era extremadamente supersticioso. Pensar que Jesús fuera un hombre con poderes divinos, tal vez un dios o un familiar de algún dios en forma humana que había descendido , embargó de miedo al que fungía como juez. Si ese fuera el caso, acababa de mandar azotar y golpear a alguien que podía usar sus poderes sobrenaturales para vengarse. El sueño de su esposa sobre este carpintero y la advertencia que le hizo oportunamente , no hicieron más que alimentar el miedo supersticioso de que un dios pudiera emprender venganza contra él. Pilato quiso en privado despejar semejante duda, el temor lo estaba consumiendo. A solas, en el pretorio, Pilato le pregunta «¿De dónde eres tú?» . Él no quería saber el lugar de nacimiento de Jesús, ya que sabía que era galileo , le intrigaba conocer su «naturaleza», ahondar más en esas palabras que Jesús le había dicho momentos atrás «Mi reino no es de este mundo» ¿pertenecía al «reino» de los humanos o al de los dioses? Las pocas palabras del Maestro no ayudaron a apaciguar los temores del gobernante, así que Pilato optó por correr el riesgo de ordenar la muerte de un ser sobrenatural y complacer de esta manera a los judíos, que tener que lidiar con la furia de los que acusaban y pedían la muerte de ese extraño ser. No era el mejor fin de semana para molestar a la gente, ya que toda la ciudad se encontraba desbordada de fieles que habían venido a celebrar la pascua. Si a Pilato lo asustaron profundamente las palabras del Mesías, eso no sería nada comparado con las cosas que estaban a punto de suceder. Los evangelios sinópticos nos dicen «Desde el mediodía y hasta la media tarde toda la tierra quedó en oscuridad.» . ¿Fue esta oscuridad el producto de un eclipse solar, como algunos sugieren? La realidad es que un eclipse no puede ser la explicación a una oscuridad de más de tres horas, ya que matemáticamente la máxima duración de un fenómeno de estos es de siete minutos y treinta y un segundos, aunque algunas traducciones bíblicas así lo indican como la versión El libro del pueblo de Dios . La explicación que dieron los historiadores antiguos tales como: Sexto Julio Africano y Tertuliano entre otros, fue que se trató de un chamsin —tormenta de arena— o de pesadas nubes negras que presagiaban un fuerte aguacero. Como fuese que hubiere sido, esta oscuridad no hizo más que aumentar los temores supersticiosos de Pilato. Seguramente no hallaba la hora en que el día se diera por terminado y dejar atrás toda esa inquietante cadena de sucesos. Mientras que esperaba por el final de aquella jornada tan extraña, cerca de las tres de la tarde —justo cuando Jesús expiró—, Pilato experimentó un fuerte terremoto como nunca había sentido uno. «En ese momento la cortina del santuario del templo se rasgó en dos, de arriba abajo. La tierra tembló y se partieron las rocas.» . El representante del Imperio Romano en aquella región despejó cualquier duda que hubiera podido tener y supo que había ordenado la muerte, no solo de un inocente, sino de alguien muy especial que contaba con el respaldo de un ser sobrenatural. Sexto Julio Africano también escribió sobre este movimiento de la Tierra. En su libro Crónica, obra en cinco tomos, escribió en el libro tercero «Se echó sobre todo el universo una oscuridad espantosa; un terremoto quebró las rocas; la mayor parte (de las casas) de Judea y del resto de la tierra quedaron arrasadas hasta los cimientos. Esta oscuridad, Thallus , en el tercer libro de sus Historias, la considera un eclipse de sol, pero, a mi parecer, sin razón.» Los geólogos Jefferson B. Williams, Markus J. Schwab y A. Brauer examinaron las perturbaciones de los depósitos de sedimentos en la región de galilea, cerca de la orilla del mar muerto, e identificaron dos terremotos: uno muy fuerte ocurrido alrededor del 31 a.C. y otro, menos intenso entre 26 y 36 D.C. El estudio completo fue publicado en la revista Geology Review, volumen 54 del 2012. Aunque ellos no parecen estar plenamente convencidos de que este segundo terremoto pudiera explicar la partida en dos de la cortina del santuario del templo, si dejan abierta la posibilidad de que sus márgenes de error en cuanto magnitud y fecha puedan necesitar ajustes. Después de todas las cosas tan extrañas que habían acontecido ese día, Pilato lo último que quería es que fuera a desaparecer el cuerpo de Jesús como se lo habían insinuado los judíos «—Señor —le dijeron—, nosotros recordamos que mientras ese engañador aún vivía, dijo: “A los tres días resucitaré”. Por eso, ordene usted que se selle el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos, se roben el cuerpo y le digan al pueblo que ha resucitado. Ese último engaño sería peor que el primero.» . Por esta razón se tomaron todas las medidas policivas y judiciales para custodiar esa tumba y garantizar que nadie se atreviera a tocar ese cuerpo inerte durante esos largos tres días.

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