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APÉNDICE A – ¿Quién creó a Dios?

Esta pregunta la ha pensado, la está pensando o la pensará la mayoría de las personas que cree en la existencia de Dios o del Creador. ¿Quién creó al Creador? ¿Quién creó a Dios? Esta pregunta puede parecer válida, y gramaticalmente, desde el punto de vista sintáctico, está bien formulada. Pero la verdad es que no tiene sentido. No todas las preguntas, por más que estén expresadas correctamente, tienen sentido. «¿Te acuerdas de lo que comiste ayer?» es gramaticalmente correcta y tiene lógica, pero «¿te acuerdas de lo que moriste ayer?» no la tiene. Las dos preguntas conservan la misma estructura sintáctica, ya que solamente estoy cambiando la palabra «comiste» por «moriste». Pero la segunda pregunta es ilógica. «Lo que comiste» tiene un sentido claro y se puede referir específicamente a una cosa, por ejemplo, una ensalada, pero «lo que moriste» no tiene sentido. Veamos otros ejemplos como «¿Cuántos metros tiene un litro de agua?». Nuevamente, esta pregunta es correcta sintácticamente, pero es absurda, ya que los volúmenes no tienen la propiedad lineal que nos permitiría medirlos con un metro. «¿Cómo hago para no olvidar esos lugares donde nunca he estado?», «¿cómo es un triángulo con cuatro ángulos?» son también preguntas ilógicas, ya que implican una contradicción.

Si alguien pregunta «¿quién creó a Dios?», realmente está preguntando «¿quién creó a dios[4]?». La respuesta pertinente sería que a dios lo creó Dios, porque, si ese dios fue creado, quien lo creó es Dios (el que crea tiene mayor potestad que lo creado). ¿Qué quiero decir con este juego de minúsculas y mayúsculas? Que, al Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, al Dios al que Jesús se refiere como su Padre, al Dios del Génesis que crea el universo y todo lo que hay en él nadie lo creó, porque precisamente ese es el significado de Dios, con mayúscula; Él simplemente es. Por eso nos referimos a Él como Dios. Ya que no fue creado, Él es la causa de todo, es la causa de todas las causas. Él es eterno. Allí está precisamente la contradicción de la pregunta, en suponer que fue creado.

Todas, absolutamente todas las cosas que existieron, existen y existirán poseen una propiedad que se llama la «contingencia». Esta es la propiedad que tienen las cosas de existir o no. Yo soy un ser contingente porque existo, pero también podría no haber existido, en cuyo caso usted no estaría leyendo este libro, sino otro. La puerta de su casa es contingente, ya que existe, pero también podría no haber existido. En ese caso, usted tendría otra. El sol es una estrella contingente porque existe, pero podría no haber existido, en cuyo caso nosotros tampoco existiríamos, pero el resto del universo sí. Dios no posee esta propiedad porque Él siempre ha existido: Él es «necesario», que es lo opuesto a «contingente». Si lo «contingente» es lo que «podría» o no existir, lo «necesario» es lo que sabemos que «tiene que» existir. En su exposición de las cinco vías para demostrar la existencia de Dios, Santo Tomás de Aquino se refiere a Dios como la primera causa[5]. Tiene que haber un ser no contingente que sea causa de todo lo contingente. Es decir que, si existimos nosotros (o porque existimos) —lo contingente—, Dios —que es necesario— no puede no existir.

Así que cuando alguien pregunta «¿quién creó a Dios?», está suponiendo que Dios es contingente, y eso es una contradicción, ya que Él es necesario. Qué contestaría si alguien le pregunta «¿cuál es la comida más rica que nunca ha probado?». Esa pregunta no tiene respuesta porque contiene una contradicción. Lo mismo ocurre con «¿quién creó a Dios?».

Hay que tener mucho cuidado con las preguntas que llevan en sí mismas una contradicción, porque conozco a varios cristianos que cuestionan sus creencias después de escuchar ese tipo de interrogaciones. ¿Recuerda la famosa pregunta «¿puede Dios crear una piedra tan pesada que ni Él mismo pueda levantarla?»? El principal error de esa pregunta está en la manera de entender la omnipotencia. La omnipotencia no se define como la capacidad de hacer cualquier cosa, incluido lo que es lógicamente absurdo. Es como pedirle a Dios que cree un cuadrado de tres ángulos[6] o a un muerto vivo. Un cuadrado de tres ángulos y un muerto vivo son conceptos contradictorios en sí mismos, que no deben poner en duda el poder de Dios. Lo mismo ocurre con la piedra inamovible. Esto es un absurdo en sí mismo. Ser conscientes de ello destruye el malicioso propósito que busca quien formula la pregunta, que no es otro que poner en duda la omnipotencia de Dios.

Lo mismo ocurre con la pregunta «¿qué hacía Dios antes de la creación del universo?». San Agustín contestaba que Él estaba preparando el infierno para los que se lo preguntaran. Nuevamente, esta pregunta no puede ser respondida, ya que el tiempo comenzó a existir cuando Dios creó el universo. La expresión «antes de» solo tiene sentido en un contexto en que el tiempo existe, y antes de la Creación, el tiempo no existía.

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