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APÉNDICE C – La Gran Historia

Algunas universidades están incluyendo en sus currículos una asignatura emergente llamada La Gran Historia. Esta historia pretende comprender de manera unificada las historias del universo, la Tierra, la vida y la humanidad, comenzando desde la Gran Explosión (Big Bang) hasta llegar al mundo actual. La Gran Historia forma parte de un campo interdisciplinario que nació de un proyecto iniciado por Bill Gates[1] y David Christian[2]. El proyecto ha ido creciendo en relevancia e importancia en el mundo académico por la gran cantidad de disciplinas que reúne, los temas que abarca y las preguntas que pretende resolver.

Encuentro muy oportuna esta asignatura porque el lector debe conocer a muy grandes rasgos esta historia. En el desarrollo de la primera pregunta, hago bastantes referencias a puntos importantes de todo este proceso.

El proceso histórico de formación de todas las cosas, que en este libro se explica, es una visión completamente naturalista que tiene, como es de esperarse, grandes vacíos y suposiciones. La secuencia de eventos coincide con la versión bíblica y por eso la quiero presentar, aclarando que todo lo que científicamente sabemos del origen de nuestro universo es lo que ocurrió una fracción de tiempo después de la Gran Explosión. Después de la explosión ya se pueden aplicar todas las leyes de la física y química. Pero antes de ella no hay lógica ni física ni química que pueda ser aplicada a aquello que dio origen al estallido. Dicho de otra manera, antes de la Gran Explosión, la ciencia solo ofrece teorías naturalistas que no pueden ser demostradas, ya que ningún conocimiento puede ser aplicado a esa «singularidad» que dio origen a todo.

Esta Gran Historia puede resumirse de la siguiente manera: hace 13 700 millones de años no existía ni el tiempo ni el espacio, solo una pequeñísima «bola» de energía, tal vez un poco más grande que un punto[3]. Los científicos se refieren a esa «bola» como una «singularidad». Este supuesto, que es con el que empiezan todas las teorías naturalistas, tiene muchos problemas que atentan contra la lógica y las leyes de la física. Primero, contra la lógica, ya que hablan de un punto de energía del «tamaño» de un pequeñísimo átomo. Pero no podemos hablar de «tamaño» cuando no existía el espacio: hablar del tamaño de un objeto, por más infinitesimal que sea, solo tiene sentido si existe el espacio para contener a ese objeto. Segundo, no pueden explicar su origen; por eso lo han llamado «singularidad». Toda la materia en forma de energía que habría de formar todo lo que existe en el universo estaría contenida en esa «singularidad». Permítame reiterar lo que acabo de decir: la materia necesaria para «producir» todos los cuerpos celestes que usted ha visto en las fotografías o películas, toda esa inmensidad de estrellas, cometas, lunas, meteoritos, etc. y todo lo que hay en nuestro planeta, habría estado ahí en esa «bola» de energía.

Según la historia, esa «singularidad» comenzó a expandirse a una velocidad absolutamente increíble. Durante el primer segundo, la energía misma se hizo añicos en distintas fuerzas y aparecieron el electromagnetismo y la gravedad. Luego, la energía hizo algo que parece mágico: comenzó a «congelarse» para formar materia: quarks que formaron protones, y leptones que formaron electrones. Solo en un segundo de vida que tenía nuestro universo, ya existían las dos fuerzas que gobiernan la materia, así como sus primeros ladrillos.

Tuvieron que pasar 380 000 años para que el enfriamiento del universo diera a luz los primeros átomos de hidrógeno y helio que se aglomeraron en gigantescas «nubes» sin ninguna estructura. En ese momento, la fuerza de gravedad empezó a hacer su trabajo de unir estos átomos de hidrógeno y helio que eran cercanos entre sí. Donde había más cantidad de ellos, mayor era la fuerza de gravedad, de modo que se unían más partículas que antes estaban muy lejos como para sentir la atracción. Con el correr del tiempo, esas aglomeraciones se hicieron cada vez más y más grandes hasta que crearon una enorme presión sobre la masa del centro. Así se empezaron a fusionar y liberaron una gran cantidad de energía en forma de calor. Después de transcurridos poco más de 200 millones de años, aparecieron entonces las primeras estrellas del universo. Pero ellas no viven para siempre: tienen vidas de millones de años, pero no son inmortales. Cuando una estrella agota todo su combustible, muere. Dependiendo de su tamaño, varias cosas pueden pasar. Las grandes (más de mil veces la masa de nuestro sol) colapsan y su explosión genera una temperatura tan alta que termina fusionando sus átomos entre sí. Así se forman todos esos elementos que encontramos en la tabla periódica (carbono, oxigeno, oro[4], hierro, mercurio, uranio, cobre, plata, etc.). Las estrellas pequeñas, como nuestro astro solar, se convierten en globos de masa helados, poco interesantes, y quedan condenadas al aburrimiento eterno, ya que nada especial pasa con ellas.

A medida que las estrellas iban muriendo, el universo se volvía más complejo químicamente. Podría haberse hecho una tabla periódica con varias docenas de elementos en ese momento, cuando el universo tenía poco más de 1000 millones de años. Este proceso siguió sucediendo hasta que hace unos 5000 millones de años se formó nuestro sistema solar con los residuos de otras estrellas que colapsaron. Por eso la Tierra es mucho más compleja que una estrella y su existencia se explica con toda una tabla periódica química.

Mil millones de años después aparecieron los primeros organismos unicelulares, con lo que inició la vida en la Tierra. Estos fueron los únicos seres vivos por cerca de 4000 millones de años. Después de ellos, aparecieron los organismos multicelulares y nuestro planeta empezó a ser colonizado por una increíble cantidad de especies que establecieron su morada en el agua, el aire y la tierra. La inmensa cantidad de ellas se extinguió con el paso del tiempo, pero en la actualidad sobreviven suficientes como para deleitarnos con la riqueza y variedad de lo que la vida produce. Entre todas las especies que han habitado la Tierra, el hombre (más importante y especial de todas) apareció hace 200 000 años.

¿Fue toda esta secuencia de hechos dirigida por un «ser» superior o simplemente fue el curso fortuito de las cosas? Con respecto a esta pregunta, se genera la división entre las comunidades científicas. Algunos sostienen que no, y le asignan a la materia la increíble propiedad de autogenerar la compleja y precisa información necesaria para que, en complicidad total con las propiedades físicas y químicas, se organice y cree todo lo que existe. Muy por el contrario, las comunidades religiosas, e incluso algunas comunidades científicas, sostienen que un «ser» superior inteligente (un verdadero Creador) fue quien le infundió la información necesaria a la materia para que se organizara de la manera en que lo ha hecho y se creara todo lo que existe.

[1] William Henry Gates iii, conocido como Bill Gates, es un empresario, ingeniero informático y filántropo estadounidense, cofundador de la empresa de software Microsoft.

[2] David Christian, historiador y profesor de historia rusa de la Universidad de Oxford.

[3] ¿Difícil de comprender esto? Ciertamente lo es, pero el genio de Albert Einstein fue capaz de comprenderlo tan bien que lo expresó en su sencilla fórmula de «energía es igual a la masa por la velocidad de la luz al cuadrado».

[4] Esa cadena de oro que posiblemente lleva colgada de su cuello proviene de una estrella que explotó. Parte de su material se volvió a juntar por la acción de la gravedad y formó otros cuerpos celestes como nuestro planeta.

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