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¿Por qué en otras iglesias católicas, la misa es diferente?

Les ha pasado a muchas personas, que al encontrarse un domingo en una ciudad diferente a la de su residencia, indagan por una iglesia católica para asistir a la misa. Cuando llegan, notan que todo es diferente a lo que están acostumbrados a ver en su parroquia local. Con mucha desconfianza entran pensando que se trata de una iglesia de otra religión. Sus sospechas parecen confirmarse cuando el sacerdote procede de una manera totalmente desconocida para ellos, y en especial, cuando no reconocen todas las cosas que dice el sacerdote ni la forma en que lo dice. Sin embargo, notan un altar, un cristo, un sagrario e inclusive una bandera del Vaticano dentro de la iglesia.

Esta es una Iglesia católica, apostólica, romana de un rito diferente al del rito romano ordinario, que es el más popular en occidente y al que muy seguramente es al que usted está acostumbrado.

Un Rito representa una tradición eclesiástica que indica cómo se deben celebrar los sacramentos[1]. Cada sacramento tiene una esencia única de origen divino que debe ser cumplida para que surta su propósito. Las Sagradas Escrituras y la Sagrada Tradición nos indican lo esencial de cada sacramento.

Cuando los apóstoles llevaron el Evangelio a las diferentes comunidades, los símbolos empleados en la ejecución de esos sacramentos, tuvieron una fuerte influencia cultural. Fue inevitable que las costumbres y tradiciones propias de cada región, no impregnaran las recién nacidas celebraciones sacramentales.

Así que el misterio sacramental que se celebra es uno solo, pero puede variar la forma en que se hace. “Por tanto, la celebración de la liturgia debe corresponder al genio y a la cultura de los diferentes pueblos[2].

La Iglesia católica tiene dos raíces: la occidental o romana, y la oriental. Dentro de esta segunda, cuatro han sido las sedes patriarcales que han marcado su historia: Jerusalén, Alejandría (Egipto), Antioquía de Siria y Constantinopla. De estas cinco regiones (cuatro orientales y una occidental) se derivan los más de 21 ritos litúrgicos presentes hoy en día en la Iglesia católica.

Cada Rito determina una gran cantidad de detalles, muchos de los cuales no nos resultan fácilmente perceptibles. Entre los muchos detalles que se pueden mencionar están: todas las normas que regulan la vida de sus consagrados, sus cuadros jerárquicos, su relación con el obispo de Roma, forma y lenguaje empleado en la celebración de los distintos sacramentos, la arquitectura y decoración de los templos, la música y los cantos que se emplean en las celebraciones de los distintos sacramentos, entre otros.

En cuanto a los templos, cada Rito define entre otras: la posición, forma y delimitación del presbiterio[3]; la ubicación del bautisterio, del coro y del ambón[4]; la ubicación, forma y material del altar[5]; ubicación de la sede[6] y la credenza[7]. Los colores, las imágenes y esculturas que adornan su interior y exterior.

También estos Ritos distinguen las vestimentas litúrgicas por sus colores, la secuencia con que se visten y las oraciones que se dicen por cada prenda que se colocan. La preparación del altar y las oraciones que se dicen durante el proceso. Los objetos que están en el altar. La posición del celebrante durante la celebración, sus movimientos, la colocación y posición de las manos y la altura en que las mantienen con respecto a su cuerpo. Hacia donde dirige la mirada. Los silencios. La forma en que manipula los objetos sobre el altar (antes y después de la consagración). Las inclinaciones y sus ángulos. El sentido en que se hacen los giros. La interacción con los demás ministros del altar y con la feligresía. Que cosas se besan del altar y la manera de hacerlo. La manipulación y orientación del misal. Que cosas toca y cómo las toca. Que oraciones se dicen, en que idioma se dicen y el orden en que se dicen. Todo ello tiene una razón de ser y posee un significado preciso.

Todos estos pequeños detalles son de suma importancia, como los resaltó el papa Pablo VI en una alocución realizada el 30 de mayo de 1967:

“Os podrá parecer quizá que la Liturgia está hecha de cosas pequeñas: actitud del cuerpo, genuflexiones, inclinaciones de cabeza, movimiento del incensario, del misal, de las vinajeras. Es entonces cuando hay que recordar las palabras de Cristo en el Evangelio: El que es fiel en lo poco, lo será en lo mucho (Lucas 16:16). Por otra parte, nada es pequeño en la Santa Liturgia, cuando se piensa en la grandeza de Aquel a quien se dirige”

Ritos latinos

Por ser sus fieles practicantes de mayoría occidental, algunas veces el conjunto de estos Ritos es llamado Iglesias Católicas Occidentales.

Cerca del 98% de los católicos del mundo entero pertenecen a estos Ritos. El más popular de ellos es el denominado romano ordinario (96% de esta porción), que fue el resultado de los cambios derivados por el Concilio Vaticano II. El rito romano extraordinario, que es la celebración de la misa tridentina[8], es la celebración de la liturgia como estaba antes de las reformas implantadas por este concilio y que todavía se celebra en muchos lugares del mundo.

Menos populares, pero que también pertenecen a este Rito se encuentran: el Rito Ambrosiano o milanés que presenta pequeñas diferencias con respecto al romano extraordinario, y que con el paso del tiempo se limitó a la ciudad de Milán, Italia y algunas zonas aledañas. El Rito Hispánico o Mozárabe cuya liturgia fue revisada después de los cambios introducidos por el Concilio Vaticano II, con bastantes similitudes a la del Rito romano ordinario, se celebra principalmente en la ciudad de Toledo, España y en otras provincias de la península ibérica.

En mayor extensión y variedad, se encuentran dentro de esta liturgia, las liturgias que las diversas órdenes religiosas desarrollaron y conservaron desde sus orígenes. Dentro de los más importantes cabe mencionar: El Bracarense —similar al romano extraordinario que se celebra principalmente en la ciudad portuguesa de Braga—, El Dominicano, El Carmelita y El Cartujo.

A manera de ejemplo de cómo cada uno de estos ritos tienen sus propias normativas, el Rito de los Cartujos no permite que sus monjes ejerzan su ministerio sacerdotal por fuera del monasterio donde viven, ya que ellos deben su vida entera a la contemplación.

Ritos orientales

Derivados de los cuatro grandes centros litúrgicos de la Iglesia primitiva (Jerusalén, Alejandría, Antioquía de Siria y Constantinopla), se les conocen como las Iglesias Católicas Orientales, sujetas todas ellas a la autoridad del Sumo Pontífice de Roma.

La división entre las Iglesias de oriente y occidente dio lugar a la existencia de comunidades de Ritos orientales que se mantuvieron o entraron en plena comunión con la Iglesia de Roma, conservando su liturgia, aunque en algunos casos se han latinizado en algún grado. Algunas nunca han estado en cisma[9] con la Iglesia de Roma y otras han surgido de divisiones de las Iglesias ortodoxas o de las antiguas Iglesias nacionales de oriente.

La rama de Constantinopla o Bizantina, es la que más fieles posee y la que más Ritos desarrolló: el Ucraniano, el Melquita, el Rumano, el Eslovaco, el Ruteno, el Húngaro, el Albanés, el Ítalo-Albanés, el Griego, el Krizevci, el Búlgaro y el Macedonio.

La sección Sirio-oriental desarrolló el Siro-malabar y el Caldeo.

La rama de Antioquía desarrolló el Siro-malankara —que entró en comunión con Roma en 1930—, el Maronita y el Sirio o Sirio-antioqueño. Las iglesias de esta rama ordenan como sacerdotes a hombres casados[10]. Sin embargo la posición de obispo está reservada exclusivamente a sacerdotes célibes.

La rama Alejandrina desarrolló el Copto y el Etíope.

Otra distinción importante de las Iglesias Orientales es que algunas de ellas pueden ser agrupadas en lo que se denomina Iglesias Sui Iuris, comúnmente escrito Sui Juris. Esta expresión latina significa “de Propio Derecho”, es decir que cuenta con la autonomía jurídica para manejar sus propios asuntos. Actualmente existen seis Iglesias (Ritos) que están dentro de este grupo: el Copto, el Sirio, el Melquita, el Maronita, el Caldeo y el Armenio.

Estas Iglesias Orientales católicas sui iuris, tienen un Patriarca que es elegido canónicamente por el Sínodo Patriarcal. El nuevo patriarca debe realizar una profesión de fe y una promesa de fidelidad y requerir la comunión eclesial del papa, sin la cual, ejerce válidamente su oficio pero no puede convocar al Sínodo ni ordenar obispos.

 

 


[1] Si desea conocer más profundamente la normatividad de la Iglesia alrededor del ejercicio de la Sagrada Liturgia, puede consultar la “Constitución Sacrosanctum Concilium sobre la Sagrada Liturgia” del 4 de diciembre de 1963.

[2] Catecismo de la Iglesia Católica #1204.

[3] Parte elevada dentro del templo donde se desarrolla toda la liturgia y está reservado solo para el sacerdote y sus ministros. Generalmente esta elevado con tres gradas.

[4] Pódium desde donde se lee el evangelio.

[5] Generalmente de piedra y antiguamente tenía un pequeño cuadro llamado Ara que contenía la reliquia de algún santo, en recordación a los primeros cristianos que celebraban la eucaristía sobre los restos de algún mártir.

[6] Lugar donde se sienta el sacerdote durante la celebración de la liturgia.

[7] Lugar donde se colocan todas las cosas que requiere el sacerdote para la celebración de la liturgia.

[8] También se le conoce como misa en latín o misa de San Pio V o misa preconciliar.

[9] Palabra que significa división, discordia o desavenencia entre los individuos de una misma comunidad.

[10] En la exhortación apostólica postsinodal “Amoris Laetitia” del Papa Francisco promulgada el 19 de marzo del 2016, en su numeral 202, su santidad resalta la importancia de incorporar a la pastoral familiar las experiencias que estos sacerdotes casados pueden brindar, como luz para los actuales matrimonios y los por contraerse.

 

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