Contáctame

¿Los evangelios sí dicen lo que dijo Jesús?

En mi infancia era muy común jugar en las fiestas de cumpleaños y otras celebraciones al teléfono roto. El juego consistía en que nuestros padres se reunían y escogían una historia inventada entre ellos, en seguida se formaba una cadena de niños uno al lado del otro; a continuación uno de los padres se acercaba y le murmuraba al que estuviera en uno de los extremos la historia que ellos acababan de escoger. Una vez que se aseguraban que la había entendido claramente, este primer niño le susurraba al oído al que se encontraba a su lado la historia que acababa de escuchar. A su vez, este lo hacía con el que estaba a su lado y así sucesivamente hasta que era transmitida al último de la cadena.

Los espectadores escuchaban la historia final narrada por el último niño y luego contaban la versión original para arrancar más de una risa al escuchar como la historia se había tergiversado con el paso de una persona a la otra.

Así, no como juego, muchas veces en nuestras rutinas diarias nos hemos encontrado más de una vez ante un malentendido o de una situación equivocada, fruto de la tergiversación de una razón o de un mensaje que se transmitió de boca en boca. Esto nos ilustra la vulnerabilidad de la información que es comunicada de esta manera.

La poca información veraz que pareciera ser de dominio público con respecto a la formación de la Biblia y en especial a los evangelios del Nuevo Testamento, es que fueron escritos muchos años después de la muerte de Jesús, es decir que los autores se basaron en las historias que les habían contado. La mayoría de los expertos consideran que los cuatro evangelios fueron escritos entre los años 65 y 100 d.C.

Basados en esa vulnerabilidad de la que hice mención anteriormente, algunas personas llegan a la rápida conclusión que los evangelios no pueden ser tomados por ciertos al estar basados en esa transmisión oral que tergiversa las cosas.

Solamente a manera de información es necesario aclarar que de los cuatro evangelios solo los de Marcos y Lucas estarían dentro de esta categoría. Los otros dos evangelistas, Mateo y Juan, dos de los doce apóstoles, fueron testigos directos de la labor apostólica de Jesús, desde su comienzo hasta su final. Por lo tanto lo que ellos escribieron fue lo que ellos personalmente vieron y escucharon.

Caperucita Roja

El famoso cuento de la Caperucita Roja tiene sus orígenes en el folklore europeo del siglo trece.

Trescientos años después, lo retoma el autor de cuentos francés Charles Perrault en la obra “Cuentos de mamá ganso” publicada en 1683.

Más tarde los hermanos alemanes Jacob y Wilhelm Grimm, conocidos como los hermanos Grimm, tomaron esta historia y la modificaron para ajustarla a su estilo propio de cuento con final feliz, versión que rápidamente se popularizó hasta llegar a nuestros días.

Este cuento que casi todos conocen y que pocos han leído, es un clásico ejemplo de una historia que se ha transmitido por cientos de años de manera oral y que su esencia se ha conservado intacta a pesar de la inmensa cadena humana que por generaciones lo han transmitido de manera verbal.

Es muy posible que si usted le pide a cualquier persona que narre ese cuento, encontrará algunos detalles agregados a la historia, probablemente inventados por la persona que lo esté contando, pero que para nada la convierte en una historia diferente. Pueden agregar que el día del famoso encuentro entre la caperucita y el lobo, estaba lloviendo, o nevando, o que el bosque estaba lleno de pájaros, o que caperucita tuvo que atravesar un rio para llegar hasta donde su abuela. Algunos se aventuraran a determinar la lista de cosas que la pequeña llevaba en su cesta, en fin, miles de detalles secundarios a la historia; pero contarán la historia de una niña que por encargo de su madre fue a llevarle una comida a su abuela que vivía en el bosque, que se encontró con el lobo a medio camino y éste le averiguó el lugar de residencia de la anciana, que el lobo tomando ventaja llegó hasta donde ella y haciéndose pasar por su nieta se anunció para que le abrieran la puerta. Una vez dentro se traga de un solo bocado a la pobre vieja, se viste con sus ropas y se mete a la cama a esperar a la niña. Cuando ésta llega le pregunta a su abuela: ¿Por qué tienes esos ojos tan grandes? ¿Por qué tienes esas orejas tan grandes? ¿Por qué tienes esos dientes tan grandes?

¿Por qué la esencia de esta historia ha sobrevivido el paso de los siglos? Porque la “masa” de personas que se la saben, se ha encargado de corregir cualquier desviación que se le haya querido introducir a la esencia de la historia. Si alguien quisiera, por ejemplo, cambiar al personaje del lobo por un oso, la “masa” inmediatamente se va a encargar de hacer la corrección a su personaje original. Así la “masa” evitará que se desvíe la historia de cómo ella la ha conocido. Esta “masa” ha actuado como salvaguarda de la historia.

Siempre en mis conferencias al exponer este tema, pregunto a algunos padres de familia que me digan los números telefónicos de su esposa o de sus hijos. La gran mayoría de las veces no los recuerdan, ya que no necesitan memorizarlos porque los tienen guardados en las agendas de sus teléfonos móviles. Pero si esa misma pregunta se hiciera cuando no se contaba con estos dispositivos, las personas serían capaces de decirlos ya que era necesario memorizarlos.

Muchos recuerdan más de un número telefónico de su infancia. ¿Y por qué esto?, porque cuando somos conscientes que dependemos de nuestra memoria para preservar una información que nos resulta vital, la grabamos y la retenemos, en algunos casos, hasta por el resto de nuestros días.

Igual pasó con las historias que terminaron escritas en los evangelios. Jesús no tuvo lo que pudiéramos llamar una vida privada, toda su labor fue pública. Siempre estuvo rodeado de sus discípulos, o de sus amigos, o de las muchedumbres de sus seguidores e inclusive, estuvo rodeado de sus grandes detractores. Así que hubo muchas personas que escucharon directamente de sus labios las palabras que luego escribirían los evangelistas. Si ellos hubieran tergiversado el espíritu, el sentido o el propósito de las enseñanzas de Jesús, muchos testigos hubieran salido en defensa de la fidelidad del mensaje y el error no se propagaría, tal y como ha ocurrido con el cuento de la Caperucita Roja en sus ya más de cuatrocientos años de existencia.

Transmisión oral

La transmisión oral ha sido un instrumento vital en la historia de la humanidad. Con ella se le ha dejado saber a cada generación de los héroes de sus antepasados, de los hechos históricos que determinaron los giros en las vidas de sus comunidades, de los villanos que sus tatarabuelos combatieron, de sus fábulas y leyendas; de sus recetas de cocina, de sus medicinas, de sus costumbres, etc. Tan importante ha sido este instrumento que el derecho romano establece que a falta de una ley específica, la costumbre toma su lugar.

En cada hogar se hace uso de esa transmisión oral, pocas familias cuentan con un registro escrito de sus antepasados. No está escrito cómo se conocieron los abuelos y los abuelos de ellos, de los mayores logros y desventuras de la familia. Sin embargo las cuentan con el mismo lujo de detalles que la escucharon de sus padres, que a su vez la escucharon de los suyos.

Los indios Hopi son una tribu amerindia asentada en un pequeño grupo de poblados autónomos, ubicados en tres mesetas, o próximos a ellas, en el noreste de Arizona, USA. Ocuparon esta área hace más de ocho mil años atrás y han transmitido por todo este tiempo, todas sus creencias y costumbres hasta nuestros tiempos a través de la tradición oral. Por siglos adolecieron de un sistema de escritura.

He tenido la oportunidad de asistir a charlas, conferencias y simposios de crecimiento espiritual y siempre veo a la gente tomando notas de las ideas que encuentran más interesantes e importantes.

Jesús fue un gran predicador y no faltó la gente que consignó por escrito varias de sus palabras, obras y planteamientos del plan de vida que propuso. Conocido como “documento Q” o “Dichos de Jesús” y que gracias a la crítica literaria se ha podido reconstruir con bastante precisión, sabemos hoy que este documento sirvió de base para los evangelios sinópticos: Mateo, Marcos y Lucas. Así que, si bien es cierto que existe un componente de tradición oral en los evangelios, no están enteramente basados en la buena memoria de sus autores, sino que también se soportan en documentos existentes antes de que se escribieran los evangelios.

Para aquellas personas que usan la excusa de la tradición oral para cuestionar la validez de los evangelios, valdría la pena preguntarles cuál es exactamente la parte que dudan que sea cierta. ¿Las enseñanzas de Jesús? Puede que alguien las encuentre utópicas o románticas o poco realistas de poner en práctica, pero no las encontrará equivocadas.

Existe otro grupo de personas que aceptan en su mayoría el contenido de los evangelios, pero no su totalidad. ¿Basados en qué logran distinguir los pasajes que sí dan por ciertos de los que supuestamente no lo son?

¿Inconsistencias en la Biblia?

Hay personas que cuestionan la autenticidad de los evangelios al argumentar que existen divergencias de un hecho en particular entre un evangelio y otro, y por ello saltan rápidamente a la conclusión que existen errores entre ellos.

Veamos un ejemplo:

Curación del ciego de Jericó
Mateo 20:29-34 Marcos 10:46-52 Lucas 18:35-43
Una gran multitud seguía a Jesús cuando él salía de Jericó con sus discípulos. Dos ciegos que estaban sentados junto al camino, al oír que pasaba Jesús, gritaron: — ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

La multitud los reprendía para que se callaran, pero ellos gritaban con más fuerza: — ¡Señor, Hijo de David, ten compasión de nosotros!

Jesús se detuvo y los llamó.

— ¿Qué quieren que haga por ustedes?

—Señor, queremos recibir la vista.

Jesús se compadeció de ellos y les tocó los ojos. Al instante recobraron la vista y lo siguieron.

 

Después llegaron a Jericó. Más tarde, salió Jesús de la ciudad acompañado de sus discípulos y de una gran multitud. Un mendigo ciego llamado Bartimeo (el hijo de Timeo) estaba sentado junto al camino. Al oír que el que venía era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: — ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más: — ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. Así que llamaron al ciego. — ¡Ánimo! —le dijeron—. ¡Levántate! Te llama. Él, arrojando la capa, dio un salto y se acercó a Jesús. — ¿Qué quieres que haga por ti? —le preguntó. —Rabí, quiero ver —respondió el ciego. —Puedes irte —le dijo Jesús—; tu fe te ha sanado. Al momento recobró la vista y empezó a seguir a Jesús por el camino. Sucedió que al acercarse Jesús a Jericó, estaba un ciego sentado junto al camino pidiendo limosna. Cuando oyó a la multitud que pasaba, preguntó qué acontecía. —Jesús de Nazaret está pasando por aquí —le respondieron. — ¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! —gritó el ciego. Los que iban delante lo reprendían para que se callara, pero él se puso a gritar aún más fuerte: — ¡Hijo de David, ten compasión de mí! Jesús se detuvo y mandó que se lo trajeran. Cuando el ciego se acercó, le preguntó Jesús: — ¿Qué quieres que haga por ti? —Señor, quiero ver. — ¡Recibe la vista! — Le dijo Jesús—. Tu fe te ha sanado. Al instante recobró la vista. Entonces, glorificando a Dios, comenzó a seguir a Jesús, y todos los que lo vieron daban alabanza a Dios.

 

Mateo habla de dos personas, mientras que en los otros dos se hablan de una. Marcos nos da su nombre. Marcos y Lucas nos dicen que las personas eran unos mendigos, mientras que Mateo omite este detalle. En Marcos y en Lucas, Jesús usa algún intermediario para que le traigan al ciego, mientras que en la versión de Mateo Jesús habla siempre directamente con él. En Mateo y Marcos, Jesús está saliendo de Jericó cuando realiza la curación mientras que Lucas la ubica cuando Jesús está entrando a la ciudad.

¿Estamos ante un error? La equivocación no es la única respuesta aplicable. Puede ser una, pero definitivamente no es la única.

Otra explicación para esto puede ser que un evangelista está hablando de una curación y el otro evangelista está hablando de otra. Jesús estuvo varias veces en la ciudad de Jericó y pudo haber hecho muchas curaciones, entre otras, las aquí mencionadas. Las historias adolecen de fechas para poder asegurar que se trata del mismo episodio.

Otra explicación puede ser la de que un evangelista está resaltando un aspecto particular de la historia y el otro evangelista resalta otro aspecto de la misma, sin embargo los tres evangelistas narran la historia de una más de las muchas curaciones que realizó Jesús y en la que la fe que tenía la persona enferma, es la que le permite recobrar su salud.

Igual sucede con las bienaventuranzas narradas por dos de los evangelistas: Mateo (5:3-12) y Lucas (6:20-23). Si las comparamos encontraremos diferencias y semejanzas. Jesús fue un Maestro y un activo predicador, recorría pueblos hablando del Reino de Dios. Las bienaventuranzas eran una parte muy importante de su prédica, que seguramente tuvo que haberlas mencionado en muchos de los pueblos en los que predicaba. Cabe suponer que las diferencias y similitudes pueden explicarse en el hecho que cada evangelista narró uno de esos discursos pero no el mismo.

Así que no podemos emplear estas aparentes diferencias, como prueba de la inexactitud de los evangelios frente a los acontecimientos tal y como ocurrieron realmente, ya que pueden ser explicados de otra forma y no necesariamente a través del error.

 

 

Privacy Settings
We use cookies to enhance your experience while using our website. If you are using our Services via a browser you can restrict, block or remove cookies through your web browser settings. We also use content and scripts from third parties that may use tracking technologies. You can selectively provide your consent below to allow such third party embeds. For complete information about the cookies we use, data we collect and how we process them, please check our Privacy Policy
Youtube
Consent to display content from Youtube
Vimeo
Consent to display content from Vimeo
Google Maps
Consent to display content from Google
Spotify
Consent to display content from Spotify
Sound Cloud
Consent to display content from Sound
Cart Overview